El Movimiento

"Ilustración de Arturo y su Mesa Redonda", Évrard d'Espinques, ca. 1400.

El Hombre nace, no para que su espíritu perezca en la pasividad eterna, sino para crear, hacer y luchar. Cuando nosotros, los Hombres, dejamos de luchar, nos volvemos seres disolutos, sin rumbo, parasitarios. Hay tres clases de Hombres disolutos: el primero, es aquél que es negacionista de su propia naturaleza humana, el conformista típico de la Modernidad; el segundo, es aquél que deja la acción de lucha porque los sentimientos que la encendían se han apagado, ese es el Hombre sin patria, ni familia, ni tradición; tercero, están aquellos Hombres que tienen la voluntad de lucha, pero no tienen dónde llevarla a cabo. Este último, es el Venezolano de a pie. 

Y ahí es que jugarán el papel más importante los hombres de areté que salvarán a Venezuela.

La creación del Movimiento. 

La liberación de Venezuela jamás podrá darse si sus esfuerzos se dispersan. Es necesario un Movimiento Nacional, monolítico, que rechace los rostros y entronice la verdad mística del sentimiento unitario. Un Movimiento para reivindicar la patria y los legados de un pueblo sistemáticamente oprimido por el chavismo criminal. El sentimiento unitario no es producto de creaciones racionalistas, que son, en substancia, ficticios moldes mentales, sino de la voluntad de hacer por la Patria, que hemos mostrado durante nuestra existencia y es la armoniosa comunión entre las luchas: por la Libertad de Venezuela; por la Familia Venezolana y por la Tradición Venezolana. 

La Libertad de Venezuela es un ideal poderosísimo, porque es el ideal bajo el cual nuestro Libertador fundó la patria. Y este es, fundamentalmente, el poder hacer cumplir nuestro destino como individuos y como nación. 

La Familia Venezolana es católica, es bondadosa, es correcta y corresponde el núcleo central de nuestra sociedad. 

La Tradición, que compartimos con los muertos y los aún no nacidos, es el designio de ser que se ha formado Venezuela. La Tradición de ser libres. 

El Movimiento y un nuevo Estado.

El Movimiento es el instrumento principal para crear un nuevo Estado Venezolano. Un Estado que enfrente la disolución de los valores que se ha presentado desde nuestra entrada en democracia. Este tiene que ser Nacional, amplísimo, debe entender a Venezuela como un sentimiento romántico de los Venezolanos hacia su identidad, pero también la voluntad de ser de Venezuela desde su nacimiento. 

Debe comprender al Hombre, no solamente como una máquina racional, sino como un ser completo, pensante, pasional e intuitivo, debe reconocer su individualidad como humano, pero también su colectividad como Venezolano. 

La ley, debe corresponder con una de las bases de nuestro sentimiento unitario: la fe católica. Todos aquellos derechos y deberes que se incluyen en extensos paquetes legislativos, no penetran en las esferas de la realidad humana como lo ha hecho el Catolicismo. Grandiosas normas han sido propuestas por las mentes, pero jamás experimentadas por los cuerpos, ergo son ficticias, y pocos Hombres las conocen. A diferencia del Contrato Social de Rousseau, la moral occidental y cristiana, es conocida por todo el pueblo y garantiza, como lo ha hecho efectivamente por siglos, la convivencia cívica y la unidad como nación. 

El nuevo Estado debe ser también maestro, la educación es el arma con la que derrotaremos la marginalidad y la pobreza de espíritu. Un proyecto de educación primaria y secundaria, debe garantizar la formación de verdaderas damas y caballeros; las obras públicas, como en tiempos del General Pérez Jiménez, tendrán un enfoque didáctico, generando consciencia estética y un probo comportamiento ciudadano. 

Ex hypothesi

El Movimiento constituye la parte fundamental para la Liberación de Venezuela, pero también para su Reivindicación. Sin él, ninguno de los grandes objetivos que nos planteamos como pueblo se pueden alcanzar. Sin él, permaneceremos todavía bajo la garra tenebrosa del chavismo. Sin él, tal vez encontremos la Libertad, pero no será pura y verdadera, porque Venezuela jamás ha sido y jamás será libre de hacer su voluntad gloriosa bajo un Estado democrático y liberal.



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