¿Quién entiende a Guaidó?

Militantes del "Pravy Sektor", organización armada ucraniana que lideró la "Revolución de la Dignidad", en el 2014.

Lo que ha ocurrido en Venezuela no tiene precedentes. Primero, el reconocimiento mundial que ha obtenido la Presidencia interina de Juan Guaidó ha cumplido con los pronósticos que hacía tiempo predecían aquellos ilustres tachados de extremistas, demostrando que la ruta trazada por estos teóricos del “Gobierno de Transición”, específicamente sobre la necesidad de una cabeza visible con alguna clase de legitimidad jurídica, era —o es—, la correcta. Segundo, el ataque, antes soterrado, de la lumpen pirámide chavista hacia la población civil, como es el caso de la opresión a la resistencia indígena en Santa Elena de Uairén, la quema de ayuda humanitaria en el principal paso fronterizo con Colombia, e inclusive la detención del periodista Jorge Ramos, libran de toda mentira a aquellos que pensaban que en Venezuela no pasaba nada. Estos dos factores, decisivos, han probado a la Comunidad Internacional la necesidad urgente del movimiento, o intervención, bélica para liberar a Venezuela.

Sin embargo, y no por escepticismo divisorio, es necesario recalcar las cartas que no se están jugando para nuestra Libertad y que quizás esconden motivos financieros y hasta ideológicos de una garra “opositora” que sostiene el cabaret democrático de los criminales chavistas.

Inicialmente resurge una duda que muchos se han planteado desde la posesión del Legislativo en el 2016. ¿Por qué la Asamblea Nacional no ha solicitado una intervención militar para la liberación de Venezuela? Hay dos razones por las cuales, conociendo a nuestra “oposición” —exceptuando a la Fracción 16 de Julio, a la que no le han hecho caso—, podemos responder esta pregunta: primeramente, una necesidad práctica, de posible origen financiero, de sostener los falsos procesos democráticos que adelantaban Chávez y ahora Nicolás Maduro, sin mayor perífrasis, hay diputados y gente de altísima importancia rodeando a Guaidó que son indudablemente enchufados; siguiendo este hilo, podríamos decir que también existen aquellos, que al permanecer en sus espíritus los remanentes de las militancias de izquierda de antaño, rechazan por razones ideológicas “el imperialismo yanqui” y pretenden defender un concepto materialista y trastornado de “soberanía”.

De esta negativa a la Libertad por la fuerza, han surgido decepciones e impotencias en toda la región. Debemos estar completamente seguros que, si la Asamblea Nacional lo solicitase, el Grupo de Lima estaría de acuerdo con un movimiento de “peacekeeping”, como los que ha liderado exitosamente los Estados Unidos. Como Guaidó siga rechazando la intervención, por diplomacia y simple política, nuestros aliados internacionales seguirán acatando su decisión, aunque estén convencidos de la idea bélica, para no poner en duda su legitimidad. 

Sin embargo, descartando la opción de una intervención extranjera, pueden surgir otras dudas. ¿Por qué Guaidó, teniendo bajo su mando a más de trescientos militares, no ha sido capaz de nombrar una Fuerza Armada legítima de la República que adelante un proceso de “Reconquista”? No es difícil imaginar que si existiese una institución militar con una cadena de mando fuerte y legítima, muchos más militares y voluntarios se pondrán a la orden y la Liberación de Venezuela sería un procedimiento endógeno, como la Campaña Admirable.

En últimas, lo único indiscutible es que esta oportunidad no se puede perder. Si la socialistoide “oposición” venezolana, por enchufada, marxista o cobarde, no decide tomar el toro por los cachos y liderar la Liberación de nuestra patria, tendremos que hacerlo nosotros mismos, ¡aceptaremos con brío la violencia, como Simón Bolívar y el gran pueblo pemón!

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