Parte I: Definiendo el Ethos Venezolano.

Arturo Michelena en su estudio en París, finales del siglo XIX.

“Estoy convencido que el retorno del país a sí mismo no puede ser sino a través de su consciencia. Recuerdo perfectamente que nuestro país nació diciendo: ¡por aquí! y no quiero que nadie venga a decirnos a éstas alturas por dónde es el asunto.”

[Renny Ottolina]

Estas palabras hacen parte del claro y filoso monólogo con el cuál Renny Ottolina se dirigió, a través de la televisión, al pueblo venezolano en la última emisión de “El Show de Renny” a finales de los años setenta. Es casi imposible encontrar reflexiones tan profundas, pero a la vez tan inteligibles y objetivas como aquellas cantadas por el comunicador venezolano en los últimos años de su vida. Durante toda la transmisión, emitida el 31 de Diciembre de 1973, se denota la melancolía, digan de un héroe, al ver despedazada su patria. El descenso de Venezuela, como nación, había comenzado quince años antes y se aceleraría exponencialmente con el pasar de los años.

TERRITORIO Y ETIMOLOGÍA DE “VENEZUELA”

Cristóbal Colón partió en 1498 de Sanlúcar de Barrameda hacia las Indias, era el tercer viaje que realizaba hacia ese destino. Nadie ha podido narrar con mayor exactitud la expresión en el rostro del genovés cuando arribó en ese momento a costas venezolanas. Su ascético corazón de aventurero católico se muestra conmovido, como poco acostumbraba, en aquella carta dirigida a los Reyes Católicos donde se esbozan posiblemente las primeras descripciones hechas por un Europeo sobre nuestro país:

Esta gente, como ya dije, son todos de muy linda estatura, altos de cuerpo y de lindos gestos, de cabellos largos y lacios, y traen las cabezas atadas con unos pañuelos labrados, como ya dije, hermosos, que parecen de lejos de seda y gasa; traen otro más largo ceñido a manera de taparrabo, tanto los hombres como las mujeres. El color de esta gente es más blanco que otros que he visto en las Indias; todos traían al cuello algo a la usanza de esta tierra, y muchos traían piezas de oro bajo colgadas al cuello. Sus canoas son muy grandes y de mejor hechura que otras que he visto, y más livianas; en medio de cada una tienen un apartamento como cámara, en que vi andaban los principales con sus mujeres.

Colón continúa y el corazón se acelera:

“Torno a mi propósito referente a la Tierra de Gracia, al río y lago que allí hallé, tan grande que más se le puede llamar mar que lago, porque lago es lugar de agua, y en siendo grande se le llama mar, por lo que se les llama de esta manera al de Galilea y al Muerto. Y digo que si este río no procede del Paraíso Terrenal, viene y procede de tierra infinita, del Continente Austral, del cual hasta ahora no se ha tenido noticia; mas yo muy asentado tengo en mi ánima que allí donde dije, en Tierra de Gracia, se halla el Paraíso Terrenal.”

Sus consideraciones no son exageradas, ha sido voluntad del Creador proporcionarle a nuestra Tierra de una belleza infinita y muy particular y que definitivamente ha sido uno de los factores más importantes en el desarrollo de la venezolaneidad. Sn embargo, antes de utilizar este término, debemos recordar una de las disputas más interesantes en los relatos de Conquista. Algunos peninsulares, de cuya credibilidad me fío, han cedido el privilegio a los alemanes de haber sido los que popularizaron el nombre con el cuál, hasta hoy, nos referimos nuestra patria: Venezuela. 

El origen del nombre es anecdótico y se debe a que las curiosas viviendas de los primeros venezolanos sobresalían del agua. Estos palafitos recordaron a los navegantes europeos la urbanización, igual de curiosa, que tiene la ciudad de Venezia, así lo comenta Américo Vespucio cuando se dirige a Piero de Médici. Fue entonces cuando Alonso de Ojeda, peninsular, empieza a referirse a la “Tierra de Gracia” como Venezziola, o “pequeña Venezia”. Más adelante, los colonizadores alemanes que habitaron nuestro territorio tantas veces durante nuestra historia, formalizaron el término: “Klein Venedig”. 

Desde ese momento, ya podemos contar con dos factores que facilitan la comprensión de lo que es Venezuela. La “Tierra de Gracia”, ya es descrita en la Europa del siglo XV como un territorio de gran belleza, cuya primitiva organización urbanística recuerda a Venezia.

Sin embargo, no podemos limitar el entender a Venezuela, simplemente con una descripción territorial y la etimología de su nombre. Venezuela es un concepto sumamente profundo que no se limita a las ideas reduccionistas y jacobinas del Estado-Nación, por el contrario, es una idea que solamente puede ser entendida a cabalidad por los verdaderos venezolanos.

Los antiguos griegos utilizaban la palabra ethos (ἦθος), para definir el conjunto de hábitos y costumbres que constituyen a una persona o, en este caso, a un pueblo. Definir y analizar lo que vendría siendo el Ethos Venezolano, no es una tarea fácil, para lo cuál es necesario tomar en cuenta las brillantes ideas de los filósofos románticos alemanes sobre el concepto de Volksgeist o “Espíritu del Pueblo”

Ahora bien, debemos ahondar en cuáles son los orígenes de Venezuela como pueblo y bajo que esencialidades culturales se fundamentaría la venezolaneidad

(Continúa en la Parte II)

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